lunes, 1 de marzo de 2021

Seguimos en duelo

.... continúa

Todos estamos viviendo un duelo:  ¡La "muerte" de un estilo de vida!

¿Cuándo hemos vivido un momento, a escala mundial, en el que nos hayamos visto obligados a realizar tantos cambios y en tan poco tiempo?

El "Confinamiento", con mayúsculas, para mí no fue traumático, lo viví como algo inevitable que nos iba a conducir a la solución del problema, llego el verano y pude pasar 4 semanas en la playa con mi hija y mis nietos. La playa en Canet estuvo muy bien organizada.

Se suspendieron los Juegos Olímpicos, llegó el otoño y entonces empezó para mí el proceso de duelo.

El día 1 de enero, cuando vi vacío el patio de butacas de la Sala Dorada en la Musikverein de Viena durante el concierto de Año Nuevo, tome conciencia de la magnitud mundial de la pandemia de la Covid-19. El Mundo vivía una catástrofe sin parangón.

Yo no siento como pérdida no salir a tomar una cerveza o ir a un restaurante, no me importa no poder ir al cine, al teatro o a un concierto, no echo de menos ir de compras, que no se celebren fiestas me da igual, yo he perdido la posibilidad de subir a un avión y volar hasta Inglaterra para abrazar a mis nietos, he perdido ilusiones y todos hemos perdido la rutina del día a día.

La pandemia por la Covid-19 ha supuesto un impacto psicológico muy importante, hemos perdido el sentido de seguridad, la posibilidad de hacer previsiones, el control y lo más importante la libertad.

Esta experiencia que estamos viviendo es nueva para todos, lo que hemos perdido no siempre es fácil de precisar, las pérdidas no siempre están bien definidas, ni sabemos cuando llegará el fin de la pandemia.

Por esto, es difícil enfrentarnos a lo que ha ocurrido.

Y ¿podemos salir de esto? salir saldremos, eso espero, pero no sé cuando ni como.

El modelo de duelo TEAR de J. William Worden, “Task of Mourning” se basa en la idea de que el proceso de duelo requiere una participación activa, un compromiso para sentir las emociones y trabajar a través de los pensamientos difíciles y desagradables. Estas tareas incluyen aceptar la realidad de la pérdida, trabajar las emociones, adaptarse a la nueva situación y volver a encontrar sentido y satisfacción en la vida.

Elaborar el duelo requiere tiempo y un gran esfuerzo personal, es complicado.

El dolor no se puede negar, no hay que dulcificarlo, esta situación duele y mucho, pero tampoco hemos de reducirlo a una experiencia terrible y sin salida. Si huimos de las sensaciones de dolor, si lo negamos, no podremos enfrentarnos a él.

Hemos de saber reconocer lo que sentimos en cada momento; debemos "darnos permiso" para estar tristes, para llorar si nos apetece, para sentir rabia.

“To weep is to make less the depth of grief” (llorar disminuye la profundidad del dolor), dice el duque de York en la famosa obra de William Shakespeare, Enrique VI, parte 3, al ser incapaz de llorar; el personaje asegura en un hermoso diálogo que las lágrimas aminoran el dolor, y es cierto, llorar puede liberarnos, al menos un momento, del dolor emocional y del sufrimiento.

Yo he llorado y sigo llorando.

Limito la exposición a las noticias de la prensa y la televisión y me refugio en la lectura, la jardinería, la música, la escritura, las labores y la cocina, ser creativo puede ayudar a sentirnos mejor.

Marquémonos  una rutina adaptada a la nueva situación, así podremos tener cierta sensación de orden.

El Dr. Jenner vacunando. Ernest Board
La esperanza en la vacuna nos ayuda, pero vivamos en el presente y concentrémonos en las cosas que podemos controlar.

No podemos ponernos plazos, nadie sabe cuando terminará la pandemia; no puedo todavía hacer balance de pérdidas, dejemos que pase el tiempo, sin duda el tiempo es terapéutico porque vemos en perspectiva lo que ha ocurrido y nos ayuda a recordar con serenidad, a adaptarnos al cambio y a calmar la ansiedad. Necesitamos sosiego, la pandemia me permite vivir sin prisas; aprender a vivir sin prisa puede ser una enseñanza positiva de esta situación.

Muy pocas cosas positivas tiene esta situación pero alguna tiene,  hemos descubierto que hay gente que se preocupa por los demás sin esperar nada a cambio.

Algunas cosas creo que han llegado para quedarse, a mí me gustaría que a partir de ahora los saludos cambien, no me gusta que cualquiera me abrace o me plante un par de besos cuando lo acabo de conocer, un apretón de manos o una inclinación de cabeza me bastan. También me gustaría que la costumbre que tienen los orientales desde siempre de cubrirse con mascarilla cuando padecen una "gripe" o enfermedad similar, permaneciera. Espero que la gente haya aprendido a respetar una fila. No quiero más aglomeraciones.

Ha cambiado nuestra escala de valores, hemos reorganizado nuestras preocupaciones ante lo que ocurre en la vida. Los problemas siguen siendo problemas y hay que atenderlos, pero el grado de importancia o el tiempo que les dedicamos ha cambiado, lo que antes sentíamos como algo crucial que ocupaba toda nuestra atención, lo sentimos de una manera distinta. No podemos  planificar ni controlar.

No debemos tomar grandes decisiones en estos momentos; es mejor esperar, ya lo dijo San Ignacio en la Quinta Regla de la Primera Semana de sus Ejercicios Espirituales: "En tiempo de desolación nunca hacer mudanza, mas estar firme y constante en los propósitos y determinación en que estaba el día antecedente a la tal desolación, o en la determinación en que estaba en la antecedente consolación. Porque así como en la consolación nos guía y aconseja más el buen espíritu, así en la desolación el malo, con cuyos consejos no podemos tomar camino para acertar".

De la filosofía sufí podemos aprender que para elaborar el duelo hay valores como la confianza, la certeza, la paciencia y la resolución que son necesarios. 

El Mundo en el que vivía ha cambiado, no sé cuando terminará esta pesadilla y por ello es muy complicado elaborar el duelo. Lo que nos queda es aceptar lo que ocurre, la aceptación no significa que nos parezca bien lo que nos está pasando, significa que no podemos cambiar esta situación y hemos de adaptarnos.

Mi intención escribiendo esta entrada no ha sido dar consejos, porque: “Well, every one can master a grief but he that has it” (cualquiera puede dominar un duelo excepto el que lo siente), esta frase la pronuncia Benedicto en la escena II del acto III de la comedia Mucho ruido y pocas nueces de W. Shakespeare.

 Y para terminar, he encontrado en los pictogramas meteorológicos, una forma de resumir lo que ha ocurrido y como lo estoy viviendo.

Hace un año se desató una tormenta, una tempestad terrible, y llueve sin cesar, a ratos diluvia, abrimos paraguas para capear el temporal, pero aún no veo el arco iris que me brinde motivos para la esperanza: volver a ver el sol aunque sea entre las nubes.

jueves, 18 de febrero de 2021

El Mundo en duelo

.....y continúa

Muchos, muchísimos, reconocemos que estamos en duelo aunque no hayamos sufrido la muerte de un ser querido en esta pandemia.

El duelo, del latín dolus (dolor) y en ingles grief, es la respuesta emotiva a la pérdida de alguien o de algo, y ¿quién no ha perdido algo en este último año?

Cada pérdida supone un duelo, y la intensidad del duelo no depende de la naturaleza de lo perdido, sino del valor que le atribuimos, de los sentimientos y emociones que nos inspira lo que ya no tenemos.

Por lo tanto, el proceso de duelo está presente siempre que tiene lugar una pérdida significativa, siempre que perdemos algo que para nosotros tiene valor, un valor que puede ser real o simbólico, consciente o inconsciente.

Nasrudin Hodja andaba por su pueblo diciendo:

- He perdido la mula, he perdido la mula, estoy desesperado, ya no puedo vivir.

- ¡No puedo vivir si no encuentro mi mula!

- Aquel que encuentre mi mula va a recibir como recompensa...¡mi mula!

Y la gente a su paso le gritaba:

- ¡Estás loco, totalmente loco! ¿Estás desesperado porque perdiste la mula y ofreces como recompensa la propia mula?

Y Nasrudin contesta:

- Sí, porque a mí me molesta no tenerla, pero mucho más me molesta...¡haberla perdido!

Este cuento de la tradición popular Sufi nos puede ampliar la visión de la pérdida y su significado personal.

El luto con frecuencia acompaña al duelo. Mientras que el duelo es una experiencia y un proceso personal, el luto es la manera en que se expresa el duelo en público; son manifestaciones más o menos formalizadas y muy influidas por la cultura.

Durante el duelo experimentamos, casi invariablemente, momentos de tristeza. En Lucerna llamó poderosamente mi atención la expresión de la cara de una escultura en piedra, el León de Lucerna, de la que Mark Twain dijo: "es el trozo de piedra más triste, conmovedor y contundente del mundo".

Aunque habitualmente se considera el duelo como una respuesta emocional a una pérdida, el duelo también tiene una dimensión física, cognitiva, conductual y filosófica.

La persona que está pasando por un proceso de duelo puede presentar problemas de concentración, momentos de inquietud y ansiedad, perdida de apetito, tristeza, rabia, llanto, depresión, insomnio, cansancio o debilidad y sentimiento de soledad.

A efectos prácticos, puede servir el modelo de Kübler-Ross, formulado a finales de los años 60, para entender el duelo. Este modelo define el duelo como un proceso dividido en cinco etapas que a partir del momento de la pérdida se van sucediendo hasta recomponer el equilibrio inicial. Las etapas establecidas por esta autora son: fase de negación, fase de ira, fase de negociación, fase de tristeza y fase de aceptación.

Estas fases son un proceso y no secuencias o etapas fijas, de tal manera que no existe un corte claro entre una y otra fase, y existen fluctuaciones entre ellas.

Hay autores que no están de acuerdo con el modelo de Kübler-Ross; Neimeyer, por ejemplo, explica el duelo considerando variables personales, familiares y culturales. Estos aspectos son muy importantes y confieren un perfil único a cada proceso de duelo.

Pero el conocer las manifestaciones y las fases del duelo tienen utilidad práctica, si entendemos que las fases son un esquema orientativo y no rígido, nos puede orientar a la hora de saber en qué situación se encuentra la persona en su proceso de duelo.

Cuando Neimeyer critica las etapas de Kübler-Ross, olvida que la propia autora matiza que estas fases no siempre se suceden de una manera ordenada y secuencial, y tampoco se producen en su totalidad en todos los casos.

Neimeyer considera que el concepto de etapa favorece la creencia de que la persona en un proceso de duelo tiene un papel pasivo. Prefiere hablar de desafíos, subrayando así la importancia del papel activo que las personas deben adoptar para la resolución en su duelo. La persona que sufre una pérdida debe desarrollar una serie de tareas, ha de enfrentarse a lo que denomina desafíos del duelo. 

Los desafios también son cinco: el primer desafío es reconocer la realidad de la pérdida, el segundo abrirse al dolor, el tercero revisar nuestro mundo de significados, el cuarto reconstruir la relación con lo que se ha perdido y por último reinventarnos a nosotros mismos y seguir viviendo.

Por elaboración del duelo se entiende el transcurso del proceso desde que la pérdida se produce hasta que se supera, y depende como podéis imaginar de muchos factores, unos personales y otros ambientales.

La madurez emocional ayuda a reconocer y expresar las emociones.

La salud física y mental influyen y mucho, es lógico que si se tiene una enfermedad física o se padece un problema emocional el proceso  sea más complejo.

También condiciona la resolución del duelo el auto-cuidado, y me refiero a la capacidad  para cuidarnos física y emocionalmente; si sabemos reconocer lo que nos hace sentir bien y lo que nos ayuda en esos momentos, tenemos una gran ventaja.

Y ¡cómo no! la resiliencia, en mi opinión importantísima; el que es capaz de adaptarse a una adversidad, a una situación traumática y dolorosa y la transforma en una oportunidad de crecimiento personal y de aprendizaje vital, tiene mucho ganado.

Y no podemos olvidar la espiritualidad: la religión, la fe, las creencias, pueden actuar como bastón de ayuda en el proceso de duelo.

Hemos de tener siempre en cuenta que las manifestaciones de duelo no son universales, generalizables, sino que dependen de la cultura en las que suceden.

Creo que si has leído hasta aquí, ya más o menos tienes claro por que digo que muchos estamos de duelo y cada uno por un motivo diferente.

Continuará.....

- El descendimiento de Rogier van der Weyden, detalle de las lagrimas de san Juan y de Maria Salome. Museo del Prado.

- Escultura de Thorvaldsen en honor a los más de 700 guardias suizos que servían a Luis XVI y murieron en agosto de 1792 en manos de los revolucionarios que asaltaron el  palacio de las Tullerias.

- En la puerta de la eternidad (1890) - Vicent van Gogh. Museo Kröller-Müller.

lunes, 1 de febrero de 2021

1 de febrero de 2021

Tal día como hoy, hace un año, en las portadas de varios periódicos, el titular más importante fue que el Reino Unido dejaba la Unión Europea. Por cuestiones personales, esta noticia era trascendental en mi vida.

Otro titular, mucho más pequeño, se dedicaba a un virus que ha cambiado mi vida y la de todos los que poblamos la Tierra.

El  SARS-CoV-2, el coronavirus por antonomasia, ha lanzado al abismo al Mundo y ha dado al traste con nuestras vidas.

En el último año no hemos vivido, solo hemos funcionado.

El Mundo ha perdido muchas cosas, se han perdido vidas, salud, trabajos, eventos deportivos, actos culturales, viajes, fiestas y lo más importante, hemos perdido ilusiones y algunos la esperanza, que como decimos popularmente, es lo último que se pierde, pues  ahí estamos.

Estamos sumidos en una pesadilla de la que no sabemos ni como ni cuando vamos a despertar.

El Mundo está inmerso en  un duelo difícil de elaborar.

Continuará…..

jueves, 24 de diciembre de 2020

Feliz Navidad ¿o no?

Desde que me crearon, supe que iba a ser una figura, un personaje en la representación de un acontecimiento muy importante. Unieron mi destino a un pastor y un agricultor, me metieron en una caja y ya no volví a ver la luz hasta que me pusieron en el estante de un gran almacén. Allí estuve hasta que una señora me miró y decidió llevarme consigo. Era el mes de noviembre, al llegar a su casa, que iba a ser la mía a partir de ese momento, me encontré con otros compañeros. Todos éramos figuras, las figuritas de un belén.

Con mucho cariño ocupamos el lugar que nos correspondía en la puesta en escena del nacimiento del Niño Jesús: en el portal María y José contemplaban con embeleso al Niño, la mula y el buey con su aliento calentaban la humilde cabaña. El pescador pescaba en un lago en el que nadaban unos cisnes, el pastor cuidaba el rebaño de ovejas, la ardilla disfrutaba entre los arbustos y así hasta más de 20 figuritas. Un rincón del salón fue el lugar en el que íbamos a estar expuestos durante un mes. Me gustaba mi destino.


Pasaron unos días y llegó Navidad; de pronto me sentí mirada y admirada por unos ojos infantiles asombrados y alegres. Era para ellos por lo que estábamos allí.
Los niños, con sus manitas, jugaron con nosotros y pronto cambió el ambiente, en el portal pusieron un parking, probablemente San José vio que era mejor negocio que una carpintería.

Los niños se fueron y el día 7 de enero nos recogieron en una caja, pusieron la tapa y todo fue oscuridad.

Pasaron 11 meses y un día volvimos a ver la luz. Esta vez el belén era un poco más grande, mi compañero el agricultor tenía un huerto con coles y tomates, una cerda criaba lechones... todo estaba como se supone que tiene que ser, pero había algo extraño al paisaje de un belén, había una carretera.

Y un día volvimos a oír las voces y las risas de los niños. No podéis imaginar que alegría sintieron al ver la carretera; enseguida pusieron sus coches y jugaron durante una semana que fue divertida e inolvidable.

Llego otra vez el 7 de enero y volvimos a la caja, yo tenía al buey encima pero pensé que once meses pasan volando y volvería a salir de la caja; pero sospecho que algo extraño ha pasado en el Mundo, no nos han sacado para montar el belén. Los niños no van a venir y por eso esta Navidad no va a ser igual.

Hoy 24 de diciembre se confirman mis sospechas, es Nochebuena y seguimos a oscuras, guardados en nuestra caja.

Un coronavirus es el responsable de esta extraña situación; ha dado al traste con la celebración de la Navidad, una fiesta que los cristianos celebran reunidos en familia. Este año no va a ser así.

Aunque este año la "navidad no salga de las cajas", y no oigamos las risas y las exclamaciones de alegría de los niños, viviremos el nacimiento de Jesús con más tranquilidad, con mayor recogimiento y rezando para que nos conforte en estos difíciles momentos y nos de paz, alegría y esperanza en el futuro.

A todos os deseo una feliz y santa Navidad.


miércoles, 25 de marzo de 2020

La estación de Canfranc

Hoy hace 50 años, el 27 de marzo de 1970 se cerró al tráfico la conexión ferroviaria que unía España con Francia, tras el derrumbe del puente de L'Estanguet, al descarrilar un tren de mercancías y dejó de tener su función la estación internacional de Canfranc.
Por la voluntad de unir Francia y España atravesando los Pirineos por Somport se construyó una línea férrea con una preciosa estación en Canfranc. En 1915, concluyeron las obras del túnel ferroviario y en 1923, se iniciaron las obras de la estación. Tras 5 años de obras, fue inaugurada por Alfonso XIII en 1928; estuvo en funcionamiento durante 42 años.
La estación es un edificio de planta alargada de 241 metros de longitud que recuerda a la arquitectura de los palacios franceses del siglo XIX.

La gran estación albergaba taquillas, oficinas, puesto de cambio de moneda, aduanas  francesa y española, comisarías de policía y carabineros, correos, telégrafo público, enfermería, oficinas de Hacienda, cantina, restaurante, un hotel internacional, alojamientos para los ferroviarios de ambos países y garajes o hangares para mercancías. Todas las dependencias tenían letreros bilingües en francés y en español. La propia estación funcionaba de facto como frontera de ambos Estados.
La estación también disponía de playas de vías de ancho europeo a un lado y español al otro, puesto que el ancho de vía de ambos países era diferente y todas las mercancías tenían que ser trasbordadas de los trenes de un ancho a los del otro, al igual que ocurría con los pasajeros, para continuar el viaje.
Durante la Guerra Civil Española estuvo controlada por el Ejército franquista,el túnel que la unía con Francia fue tapiado para evitar cualquier tipo de penetración desde el país vecino. Entre 1940 y 1944, por la Segunda Guerra Mundial se cerró al tráfico de viajeros y a la llegada del ejército nazi a la parte francesa de la estación. Por Canfranc circularon los trenes que transportaban el wolframio que Alemania empleaba para reforzar el acero de sus tanques. A cambio, toneladas de oro procedentes de Suiza entraban en España.
Actualmente, se encuentra en funcionamiento una línea de media distancia Zaragoza-Canfranc.
En las últimas décadas se está trabajando por la reapertura de la línea internacional y del túnel ferroviario de Somport para conectar ambos lados de los Pirineos. La UE aporta 7,5 millones para financiar el 50% del coste del proyecto para recuperar la línea ferroviaria Pau-Canfranc-Zaragoza.
En 2018 empezaron obras para la restauración y transformación en hotel de la estación de viajeros y tal vez este año se pueda inaugurar. Se construirá una nueva estación que estará a unos 60 metros de la estación original y probablemente en 2021 se reanudará la circulación de los trenes.

 En otra entrada del blog os contaré lo que me ocurrió el día 6 de agosto de 1996 cuando estuve en Canfranc.
* mis fotos de la estación en 1996 cuando las fotos eran en papel.

martes, 17 de marzo de 2020

La Sociedad Literaria del Pastel de Piel de Patata de Guernsey

En estos días de confinamiento, hay momentos estupendos para leer. He recordado las palabras del epilogo de un libro que me gusto mucho y por ello me he decidido ha escribir sobre él en el blog. Se trata de una novela epistolar.
El género epistolar  me parece difícil de escribir y de leer, si como en este libro los que escriben las cartas son muchos; al principio necesité un papel y un lápiz para ir anotando los nombres de los personajes que iban saliendo, sus características y la relación entre ellos; me sorprendió la habilidad de la autora para dibujar los personajes y el momento histórico. Narra anécdotas pintorescas sobre la vida cotidiana durante la ocupación nazi de Guernsey.
La novela es entretenida e interesante, con un punto de humor inglés aunque la autora era estadounidense.
La autora es Mary Ann Shaffer, natural de Martinsburg, Virginia Occidental, que fue editora y bibliotecaria. Se interesó por Guernsey en un viaje que hizo a Londres en 1976. Por azar decidió volar a Guernsey, una de las Islas del Canal, en el aeropuerto quedó atrapada porque una intensa niebla no permitió que su avión despegara para  salir de la isla.
Mientras esperaba en el aeropuerto a que la niebla despejara, compró “Jersey Under the Jack-Boot”, un libro de Reginald Maughan sobre la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial y así comenzó su fascinación por las Islas del Canal.
Muchos años después, cuando su propio club literario la animó a escribir un libro, Mary Ann pensó en Guernsey y así nació “La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey”
Este estrafalario título corresponde a la primera y, por desgracia, única novela de Mary Ann Shaffer, deriva de un club de lectura imaginario en la isla de Guernsey durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial. El club es inventado por el personaje de Elizabeth McKenna, al tropezar con una patrulla alemana después del toque de queda;  en realidad, volvía de una fiesta con vecinos, en donde se había consumido un asado de cerdo, que lógicamente estaba prohibido.
 La novela se publicó poco después del fallecimiento de la autora. Mary Ann Shaffer tiene una clara deuda con Jane Austen, tiene una extraña habilidad para evocar el momento en el que sitúa a los personajes de la novela, imitando sus costumbres y modales, no solo por el recuerdo de la Londres llena de baches sino también por la recreación de una cultura que venera los libros.
La rareza de los libros en 1946, año en que se sucede la novela, nos recuerda una época, ya pasada, de escasez, de privaciones y ahorro, unida a una mayor disponibilidad  de tiempo. En este contexto, las cartas escritas a mano son valiosos regalos personales. Cada libro, reunión y carta tiene un enorme valor.
La novela está basada en Londres y Guernsey después del final de la Segunda Guerra Mundial. La protagonista, Juliet Ashton, es una escritora que ha pasado la guerra escribiendo columnas humorísticas para The Spectator. Recibe una carta de Dawsey Adams, que vive en la isla de Guernsey. Una carta lleva a otra y Juliet se entera de la existencia de la sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey.
A través de su correspondencia con Dawsey, Juliet tiene conocimiento de los problemas a los que se tuvieron que enfrentar los isleños durante la guerra. Animados por Dawsey, el resto de los miembros del club de lectura comienzan a escribir a Juliet para compartir sus pensamientos sobre los libros, la guerra, las privaciones y la lucha diaria por sobrevivir. En la segunda mitad del libro, Juliet finalmente se dirige a la isla para reunir material para un libro. 
Mary Ann Shaffer trata algunos de los aspectos más oscuros de la guerra, la crueldad e incluso la humanidad de algunos soldados alemanes, el dilema moral que surge entre las personas obligadas a tratar de sobrevivir junto al enemigo y los horrores de la guerra. Las cartas permiten crear personajes con los que te encariñas y a los que entiendes, con sus defectos y motivaciones, sus vidas y amores, sus pasiones y convicciones.
En general, esta es una novela encantadora: divertida, conmovedora y contada de una manera muy original.
La Sociedad Literaria del Pastel de Piel de Patata de Guernsey reivindica el poder de la palabra y el valor de la literatura como distracción y consuelo en tiempos difíciles. Es una historia entrañable en la que se aprecia un intenso amor por los libros y pone de manifiesto la capacidad de la lectura para unir a personas diferentes.
El libro se publicó en 2008.
Y años más tarde se llevó al cine. Como comenté en el post anterior, los exteriores se rodaron en Hartland Abbey, Bideford y Clovelly, lugares que conozco y son preciosos.

domingo, 15 de marzo de 2020

Daffodils Day - El día del Narciso

He visitado lugares maravillosos en el Norte de Devon gracias a Lucia y hoy voy a contaros la visita que hicimos a Hartland Abbey.

El 21 de marzo de 2010, el primer día de la primavera, asistimos a un evento curioso, el Daffodils Day, el Día del Narciso que se celebra anualmente en Hartland Abbey.
La Abadía de Hartland, con hermosos jardines y zonas verdes que llegan hasta el mar, es el hogar histórico de la familia Stucley.
La abadía de Hartland fue construida en 1157 y se convirtió en una abadía agustiniana en 1189.
En 1539 fue disuelta por Enrique VIII. El rey le dio el edificio a William Abbot, su mayordomo de bodega en Hampton Court. La historia de la propiedad es muy interesante pero no voy a extenderme en ella.
La finca de Hartland Abbey está habitada por Sir Hugh y Lady Angela Stucley. A diferencia de la mayoría de las casas señoriales, en Hartland Abbey todavía se vive como en un hogar.
La casa actual incorpora algunos componentes de la época Tudor. La adición de dos alas en 1705 se atribuye a John Meadows. Se puede visitar y de hecho la visitamos.  Nos llamo la atención el Pasaje Alhambra con su techo abovedado y estarcido. Sir George Stucley, en 1862, encargó a Sir George Gilbert Scott su diseño después de visitar el Palacio de la Alhambra de Granada.
En primavera los jardines que rodean la casa se llenan de miles y miles de narcisos de múltiples variedades, plantados hace más de 150 años. Se pueden contemplar flores de otros bulbos y preciosas camelias. Es un espectáculo asombroso.
El paseo entre las flores es algo maravilloso, inenarrable, una visita que aconsejo a todo el que tenga la fortuna de estar cerca de allí en primavera.
Hartland Abbey se puede visitar en otras fechas, siempre merece la pena.

Además de aconsejaros la visita os voy a contar algunas curiosidades del lugar.
Al llegar, aparcamos el coche en una explanada de césped habilitada a tal fin; ordenando el aparcamiento había un señor, vestido de sport, con una taza de té en la mano, le encontré cierto parecido con el príncipe Carlos y por eso llamó mi atención. Más tarde, cuando visitamos el interior de la mansión, su foto estaba en un portarretratos con otras fotos de la familia, ¡era el dueño del lugar, Sir Hugh Stucley haciendo de aparcacoches! Le pregunté a la guía por su parecido con el príncipe Carlos y me dijo que estaban emparentados. De hecho, en 2011 antes de la boda, William, el duque de Cambridge, celebró en Hartland Abbey su despedida de soltero con unos 20 amigos.
Tras el paseo entre las flores y la visita del interior de la casa, dimos una caminata hasta la costa bordeando un riachuelo.
Al volver hacia la casa, pasamos por la iglesia de San Nectan.
Es una encantadora iglesia medieval, dedicada a San Nectan, un hombre santo del siglo V que vivía en Stoke, Hartland; es conocida como la catedral del Norte de Devon.
Su construcción se inició en 1170 y se reconstruyó por completo en 1360. Externamente, la iglesia llama la atención por su torre, erigida alrededor de 1420; con una altura de casi 40 m  fue utilizada como ayuda para la navegación por los marineros a lo largo de la peligrosa costa del norte de Devon. El interior de la iglesia realmente merece una visita, en el presbiterio hay tallas y pinturas antiguas muy interesantes, también las vidrieras son de gran valor; está llena de monumentos conmemorativos, entre los que destacan dos placas que conmemoran al editor John Lane y su hijo adoptivo, Sir Allen Lane, quien fundó Penguin Books. En el presbiterio hay una silla que utilizó el emperador etíope Haile Selassie cuando visitó esta zona.
El cementerio de San Nectan es el lugar de enterramiento de Mary Norton, una escritora infantil, cuyo libro más famoso es The Borrowers.
Hartland Abbey ha sido lugar de filmación de varias series y películas.
La cabaña de Blackpool apareció como el hogar de la Sra. Dashwood en la miniserie de 2008 de la BBC “Sentido y Sensibilidad”.
“La sociedad literaria y el pastel de piel de patata”, basada en el libro de Mary Anne Schaffer,  se filmó en Hartland Abbey, Clovelly y Bideford a principios de mayo de 2017.
"Rebeca", una nueva adaptación de la obra de Daphne du Maurier, ha sido filmada por Netflix para su presentación este año.

Este año, el día del Narciso iba a celebrarse hoy, 15 de marzo, pero ha sido cancelado el evento por problemas meteorológicos, el Covid-19 no ha tenido nada que ver.

Mi buen amigo Luis Ángel el 23 de febrero en Facebook se refirió a los narcisos y por él recordé el Dafflodils day de 2010.