martes, 23 de abril de 2013

El insólito peregrinaje de Harold Fry

- Qué cosa más horrible acabo de decir.
- No pasa nada - aseguró él encogiéndose de hombros.
- Sé cuánto echas de menos a Elizabeth.
- A todas horas. Sé que se ha ido, pero eso no impide que siga buscándola con la mirada. Lo único que ha cambiado es que estoy acostumbrándome al dolor. Es como descubrir un gran agujero en el suelo. Al principio te olvidas de que está ahí y caes una y otra vez. Con el tiempo, sigue estando, pero aprendes a bordearlo.
Este es un fragmento del último libro que he leído,  al que voy a dedicar el post que escribo hoy por ser el día del libro: “El insólito peregrinaje de Harold Fry”, primera novela de Rachel Joyce.
La novela empieza con una carta inesperada que Harold Fry recibe, a la que sigue un acto irreflexivo que le embarca en un viaje  de más de 500 millas, desde  Kingsbridge  en el sur de Devon, hasta Berwick-upon-Tweed, en  el condado de Northumberland al norte de Inglaterra.
El que espere encontrar una novela divertida del estilo de “El abuelo que saltó por la ventana y se fue” pronto se dará cuenta de que no es así.
Rachel Joyce escribe un relato aparentemente sencillo pero es profundo, saca al protagonista de una vida monótona y gris y lo hace emprender  un viaje de auto-descubrimiento; habla de amores perdidos, de recuerdos dolorosos, de soledad,  de las decepciones que tenemos cada día y en su peregrinaje, Harold descubre las cosas maravillosas de la vida.
Descubre que las pequeñas cosas son importantes a través del simple hecho de poner un pie delante del otro y por la relación con las diferentes personalidades con las que se encuentra en el camino.

Me ha encantado la descripción minuciosa de la naturaleza y del paisaje que atraviesa, sobretodo cuando transcurre por Devon, porque es un entorno que no me es ajeno y como he manifestado en repetidas ocasiones en el blog, me fascina.
Es un relato con muchos encantos, es una constante reflexión desde la sencillez de lo cotidiano a la complejidad de los sentimientos que todos encerramos en lo profundo de nuestro corazón y tiene su dosis de humor y sátira, pero la justa; el lector que no guste de temas que hacen pensar tal vez no termine la novela.

Os la recomiendo, me ha gustado mucho y me ha recordado otra novela que me encantó, “ El curioso incidente del perro a medianoche” de Mark Haddon, también un autor ingles, un relato muy entretenido pero de profundo calado.
* itinerario de Harold por Inglaterra
** paisaje de Exmoor (marzo 2013)

martes, 16 de abril de 2013

The Thatcher


En España tuvimos un presidente del gobierno Zapatero y los británicos tuvieron una primera ministra Thatcher, lo único que tuvieron en común es que sus apellidos son oficios.

Un thatcher es el artesano que contruye tejados de paja.

Me voy a referir solo a Europa y más concretamente al Reino Unido; es probable que las viviendas primitivas en el último período del paleolítico se cubrieran de vegetación silvestre (carrizo, juncos, enea ...) y la paja probablemente comenzó a ser utilizada en el período Neolítico, cuando el hombre empezó a cultivar cereales , pero hasta ahora no hay evidencias arqueológicas de ello.
Pero si que esta documentada la utilización de paja para techar en Europa desde la época medieval. En la mayor parte del Reino Unido, la paja siguió siendo el material de cubierta en el medio rural y en pequeños nucleos urbanos, hasta finales de 1800.  A partir de entonces, la producción de pizarra en Gales y la posibilidad de que el ferrocarril pudiera transportar los nuevos materiales de construcción hasta muchos lugares, hizó que los tejados de paja disminuyeran sobretodo a final del siglo XIX con la despoblación del medio rural.
Poco a poco, la paja se convirtió en un simbolo de pobreza y el número de viviendas con techo de paja disminuyó gradualmente. Pero en los últimos 30 años los tejados de paja han resurgido en el Reino Unido, ya no son un signo de pobreza, ahora son signo de riqueza. El trabajo artesano y los materiales para su construcción son caros.
Actualmente hay aproximadamente 1.000 thatchers en el Reino Unido, y la paja se está haciendo popular de nuevo por el renovado interés en la preservación de edificios históricos y por el interés en el uso de materiales de construcción más sostenibles. Hay más techos de paja en el Reino Unido que en cualquier otro país europeo.
Un buen tejado de paja construido por un thatcher experto puede durar más de 50 años. Pasado el tiempo, solo hace falta restaurar la capa externa de la cubierta y ello hace que se acumulen capas y capas de paja que pueden llegar a tener un grosor de hasta 2 m. en edificios muy antiguos. Más de 250 tejados en el sur de Inglaterra tienen en la base capas de paja que se aplicaron hace más de 500 años, proporcionando información directa de los tipos de materiales que se utilizaron para techar en la época medieval.  Casi todos estos tejados son de paja de trigo y centeno, o una mezcla de ambas. Entonces las espigas del trigo crecian mucho, más de 1,5 m, porque los terrenos eran pobres y las variedades de cereal no habian sufrido modificaciones; la paja producida se utilizaba para el techo y el grano para hacer pan.
 
El cambio tecnológico en la agricultura ha tenido un impacto significativo en la calidad de la paja. Se cultivan variedades de tallo corto, se recoge la mies con cosechadoras y el uso de fertilizantes debilita la paja y hacen que sea menos duradera. Pero desde 1980 ha habido un interés creciente en cultivar paja de calidad por productores especializados y se vuelve a obtener una espiga de tallo alto.


The Thatchers Craft publicado en 1960 sigue siendo el libro de referencia más utilizado para conocer las técnicas utilizadas para techar. Es un libro muy bien ilustrado y si alguno tiene curiosidad puede consultarlo en PDF descargandolo desde el link de la Web de The National Thatching Straw Growers Association. Yo lo he consultado y me parece muy interesante e ilustrativo.

La paja es un material que tiene muchas ventajas y si el tejado esta bien construido es duradero y seguro, resiste a la intemperie, es también un aislante natural. Un techo de paja hará que el edificio sea fresco en verano y cálido en invierno.
La paja no es tan inflamable como mucha gente se cree y además arde lentamente "como un libro cerrado”. Por esta creencia, los normandos en el siglo XII, prohibieron en Londres la construcción de nuevos tejados de paja, los techos existentes tenían que tener sus superficies estucadas para reducir el riesgo de incendio. Pero el Gran Incendio de Londres de 1666 no tuvo nada que ver con la paja. En la actualidad, el moderno teatro Globe es uno de los pocos edificios con techo de paja en Londres (también se se encuentran algunos en el suburbio de Kingsbury), pero el carrizo del Globe moderno es exclusivamente para fines decorativos y de hecho se encuentra sobre un techo completamente impermeabilizado construido con materiales modernos . 


En el Reino Unido hay alrededor de 60.000 techos de paja y se están construyendo más cada año. El material utilizado tradicionalmente en una gran parte de Inglaterra es el carrizo (water reed) especialmente en el condado de Norfolk y la paja de cereal o Devon reed (combed wheat reed).
El tejado de paja vuelve a estar de moda. Los he visto preciosos, son verdaderas obras de arte que solo pueden realizar thatchers expertos.
* Un pub en Chittlehamholt (¿lo recuerdas, Amalia?)

** The Thatch en Croyde

*** detalle de construcción en un tejado de Lynmouth

**** ilustraciones de “The Thatchers Craft”

***** casita en Tawstock


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miércoles, 10 de abril de 2013

enamorada de la buena lectura


"..... Y aún más años después descubrí otro prodigio en un gran hospital de Valencia. La biblioteca de atención al paciente, con la que mitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de los propios enfermos fue creada por iniciativa y voluntarismo de una empleada. Con un carrito del supermercado cargado de libros donados, paseándose por las distintas plantas, con largas peregrinaciones y luchas con la administración intentando convencer a burócratas y médicos no siempre abiertos a otras consideraciones, de que el conocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a la curación, al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sus usuarios de una biblioteca con un servicio de préstamos y unas actividades que le han valido, además del prestigio y admiración de cuantos hemos pasado por ahí, un premio del gremio de libreros en reconocimiento a su labor en favor del libro...."

Esto lo escribió José Luis Sampedro, el hospital al que hace mención es el hospital en el llevo trabajando casí 40 años y la abnegada empleada era Magdalena.
Magdalena procedía de la hemeroteca de la Facultad de Medicina; no sé exactamente a quien se le ocurrió la idea de crear la Biblioteca del paciente, pero sin duda fue Magdalena la que le dio forma y vida, no paraba, visitaba las salas para acercar los libros a la cama del enfermo, aceptaba las donaciones de libros vinieran de donde vinieran, algunos aprovechabamos para ganar espacio en la biblioteca de casa llevandole libros ya leidos o “deshaciendonos” de los cuentos infantiles de nuestros hijos ya crecidos, las agradecia siempre con una amable nota, recuerdo y conservo la que le dirijió a Lucia cuando le llevé unos cuentos y juegos educativos para la sala de Pediatría, mi hija aún era una niña pequeña pero con la nota de agradecimiento valoró la importancia del gesto generoso que suponia el desprenderse de sus juguetes y cuentos; llevaba al día “su base de datos” en fichas de cartulina... lo que había entonces, luego con ayuda de uno de los informáticos del hospital crearon una base de datos informatizada, la lista de los libros disponibles era cada día más y más larga; pero a Magdalena le llego la edad de jubilación y toda su ingente e impagable tarea se diluyó como un dulce terrón de azucar en un lago. Desde febrero de 2007 la biblioteca no funciona. De Magdalena y de la biblioteca solo queda el recuerdo en algunos de los que la conocimos y admiramos su labor y encontramos en la lectura un placer.

La muerte de José Luis Sampedro hace unos días y la próxima celebración del día del libro me ha motivado para escribir este post; sea mi pequeño homenaje a Magdalena una persona singular, discreta, culta y enamorada de la lectura, Magdalena sin apellido porque en el hospital no hacía falta nada más para referirnos a ella.

* enlace a la Web del texto de J.L. Sampedro


lunes, 8 de abril de 2013

mi fin de semana - un post intrascendente

Este fin de semana he disfrutado muchísimo; en Valencia es un fin de semana un poco más largo, tiene un día más porque la festividad de San Vicente Ferrer se traslada al lunes siguiente al lunes de Pascua; no ha hecho calor, más bien hacía frío, no ha lucido el sol, incluso ha llovido,  pero he podido disfrutar del tiempo libre haciendo un montón de cosas que me gustan y además he gozado de placeres muy al alcance de todos, bueno de todos lo que disfrutan como yo de las pequeñas cosas de cada día. He estado en mi casa de la playa, en el pequeño salón de invierno, con la chimenea encendida y al amor de la lumbre,  sentada en un sillón orejero, he pasado las horas como a mí más me gusta: leyendo a ratos el libro que ahora tengo entre manos, "El insólito peregrinaje de Harold Fry", haciendo labor de punto de cruz, un par de marcapáginas para regalar a unas amigas y mientras oía música y disfrutaba de la visión del fuego y de la tranquilidad del momento; solo las notas de la sinfonía nº 3 de Mozart, la Heroica de Berlioz, las "cuatro Estaciones" de Vivaldi o la sinfonía del Nuevo Mundo de Dvořák sonaban en el ambiente, estaba sola con algunas de las mejores "compañías": la música, la lectura y la creatividad de las manualidades. También he visto la televisión, he tenido la gran suerte de que hayan programado algunas de mis películas favoritas: "Memorias de África" y "Sentido y sensibilidad", las he visto un montón de veces pero siguen emocionándome, haciéndome llorar y transportándome a lugares preciosos y en plan más prosaico he de confesar que por la noche, aprovechando las brasas de la chimenea, asamos unas chuletitas que acompañadas de unas patatas también cocidas en la chimenea, con ajoaceite y un buen vino fueron la mejor cena para completar este estupendo  fin de semana, y eso que no me he conectado a Internet, otra de las cosas con las que disfruto.
 Doy gracias a Dios por la vida, por la salud, por la inteligencia y el conocimiento, por la posibilidad de ver, oír, oler, saborear y tocar, por la serenidad, por la alegría, por la sensibilidad, por la esperanza  y por ser capaz de amar. Algo así es lo que dice la letra de la canción de Violeta Parra "Gracias a la vida", que en la voz de Joan Baez siempre me ha emocionado y no puede dejar a nadie indiferente.